ELECTROIMÁN
Un electroimán es un tipo de imán en el que el campo
magnético se produce mediante el flujo de una corriente eléctrica, desapareciendo en cuanto cesa dicha corriente.
En 1819, el físico danés Hans Christian Ørsted descubrió que una corriente eléctrica que circula por un conductor produce
un efecto magnético que puede ser detectado con la ayuda de una brújula. Basado
en sus observaciones, el físico estadounidense Joseph
Henry inventó el electroimán en 1825. El primer electroimán era un trozo de
hierro con forma de herradura envuelto por una bobina enrollada sobre él. Henry
envolvió los cables por los que hizo circular la corriente de una batería. Henry podía regular su electroimán, lo que supuso el principio del uso de
la energía eléctrica en máquinas útiles y controlables, estableciendo los
cimientos para las comunicaciones electrónicas a gran escala.
Los campos magnéticos generados por bobinas se orientan
según la regla de la mano
derecha. Si los dedos de la mano derecha se cierran en torno a
la dirección del campo magnético B, el pulgar indica la dirección de la
corriente I. El lado del electro imán del que salen las líneas de campo se
define como «polo norte».
Además, dentro de la bobina se crean corrientes inducidas
cuando ésta está sometida a un flujo variable. Estas corrientes son llamadas corrientes de
Foucault y en general son indeseables, puesto que calientan el núcleo y provocan una
pérdida de potencia de si mismo.
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